sábado, 21 de noviembre de 2009

Ellos, los del guante. Nosotros, los de la mano de Dios

Desde que salí de Colombia tenía claro que quería entender porque nuestro país, con todos sus recursos y ventajas, no ha podido alcanzar el progreso que otros países, (diga usted, Corea del Sur), que hace 40 años estaban mas atrasado y con una cantidad bastante limitada de recursos, ha podido alcanzar, con unos niveles de desarrollo envidiables. Lo primero que entendí, es que en estos países desarrollados prima el sentido común: se construyen bahías de parqueadero para que los carros parqueen, no para que prohiban su estacionamiento, como en Bogotá. Esto por poner solo un ejemplo.

Pero, ante todo, la diferencia esta en el modo de actuar ante las situaciones cotidianas. Y por ello, ejemplifico dos cosas que pasaron esta semana:

El lunes 16 de noviembre, al salir del Day Care (Guardería) de Martín Gregorio, se me cayo un guante de cuero recién comprado. Desde que en este país la temperatura empieza a bajar, casualmente las calles se empiezan a llenar de guantes. Siempre de a uno, nunca en par. En fin, el caso es que el lunes, a eso de las 6:20 de la tarde (ya es de noche desde las 5:20 pm) se me cayo el guante en la calle y solo me di cuenta de ello al llegar a la casa. Tremenda frustración haber botado mi guante de cuero recién estrenado, siendo esta la primera vez que tenía guantes que no habían sido comprados en la tienda del dólar.

En lo que para mí es casi que milagroso, al otro día, cuando iba de nuevo al Day Care de Martín Gregorio, y mientras pensaba en preguntar si por casualidad no se había quedado mi guante en la guardería, vi en el suelo mi guante. Increíble, insólito, a las 5:50 de la tarde, casi 24 horas después, seguía ahí, en la acera, intacto. Nadie lo había escupido, nadie lo había cogido a patadas, nadie le había cortado un dedo, nadie se lo había llevado. Ahí estaba, tal cual había caído un día antes. Todos los peatones pensarían que el dueño del guante notaría su ausencia y volvería a recogerlo. Efectivamente, 24 horas después, volvía a encontrar mi guante.

No se trata de hacer comparaciones odiosas, pero no puede dejar e comparar esto con el hecho de que en febrero de 2007, en el Transmilenio, me abrieron mi morral y me sacaron mi laptop con toda mi música, todas mis fotos, todos mis archivos y el material del 90% de un MBA que estaba estudiando en ese momento. Al que se pregunte si tenia back-up de todos esos archivos, lo reto a que se haga a si mismo esa pregunta y se de cuenta que, a menos que ya le haya pasado alguna tragedia, o trabaje en IT, son pocos los que tienen back-up de su computador personal.

Algo va de una historia a la otra.

Cambiando de tema, el miércoles pasado, 18 de noviembre, Francia se clasifico al Mundial de Fútbol pasando mas problemas de lo esperado. Luego de ganar en Dublín, perdió en París 1-0 en los 90 minutos con el siempre duro equipo de Irlanda. En el tiempo suplementario el defensa William Galas marcó el gol que al final le dio el tiquete a Surafrica a los actuales subcampeones mundiales. Galas, sin embargo, recibió un pase de Tierry Henry, quien paró el balón con la mano. Una mano clara, que todo el mundo, excepto el arbitro, vio.

Al ser preguntado por el hecho, Tierry Henry afirmó que, en efecto, el había parado el balón con la mano (como pasa en ciertas jugadas en cualquier partido de futbol en el mundo), pero que él no era el arbitro. Dos dias después, sugirió que lo mas justo era repetir el partido. En Francia la gente no celebró la clasificacion. Periodistas deportivos como Thierry Roland calificaron de vergonzoso el hecho. La Ministra de Deportes, Roselyne Bachelot, aceptó que el equipo clasifico al Mundial gracias a un "error grosero del juez". En las calles de Francia, la gente habla de la injusticia con Irlanda.

Contrasta con lo que paso en junio de 1986 cuando Diego Armando Maradona marco 2 goles con los que Argentina le gano 2-1 a Inglaterra, clasificando a la semifinal del Mundial. Básicamente en este partido Argentina ganó el Mundial. El segundo gol de Maradona fue la mayor muestra de su talento, pero aun asi, en Argentina recuerdan y celebran el primer gol, el de "La Mano de Dios", como lo describió Maradona al notar que todas las cámaras y todas las fotos evidenciaban la mano grosera con la que le ganó el salto a Peter Shilton, arquero ingles.

Maradona, en su eterna soberbia, dijo que ese gol se lo dedicaba a los soldados muertos en las Malvinas por el ejercito británico y que esa era "La Mano de Dios". Argentina celebraba / celebra todavía, esas palabras. Eso es lo que en Colombia orgullosamente llamamos "Malicia Indígena".

Algo va de un pueblo que se indigna de ganar una clasificación al Mundial de manera irregular a otro al que se le hincha el pecho de ver que su símbolo se enorgullece de pasarse se vivo.

Esas son las pequeñas diferencias entre ellos y nosotros.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Vos que la tenes cuidala, si supieras cuanto vale

No hablo, como Julio Jaramillo en “La Cama Vacía” de mi madre. Afortunadamente Dios ha querido no sólo que mi mamá Camicha nos acompañe a mis hermanas y a mí, sino también Gregorio Sr. y mi abuela Alicia, quien a sus 91, sigue mas campante que Johny Walker.

Ustedes que la tienen, cuídela: me refiero a la empleada del servicio, esa mujer que lava calzoncillos sucios, hace rendir lo poco que hay en la nevera, limpia inodoros y duchas sucias, devuelve los billetes que encuentra en los bolsillos y, en la gran mayoría de los casos, guarda un gran cariño por su jefe, patrón(a) o como quieran llamarlo(a).

En Colombia la empleada del servicio es algo que se da por sentado. Nacimos en hogares donde siempre hubo empleada. Luego, nosotros mismos contamos con su servicio y, como sucede con el oxigeno, uno sólo se da cuenta de su importancia, al sentir su ausencia. Esta persona que deja de vivir su vida propia para ver en nosotros una vida prestada, recibe, además de escasos 25 o 30 mil pesos diarios, sobrenombres tan miserables como coima, manteca, muchacha, queca, destroyer, guiza, entro otros. Y, repito, la gran mayoría de ellas siente un enorme cariño por nosotros, quienes “les damos trabajo” como orgullosamente sienten muchos de quienes tienen la suerte de no tener que lavar su propia ropa sucia.

La próxima vez que la empleada, involuntariamente haga un daño, (créanme, dudo mucho que ella se siente a pensar que va a dañar en su casa), piense que en mi caso personal, cada vez que voy a lavar ropa con clorox (es científico), me tiro algo, bien sea de lo que quiero lavar o de lo que tengo puesto. Piense que cuando no se tiene empleada, la imaginación a uno le da para comer 5 platos que se repiten semana tras semana. Piense en lo que será para ella salir de trabajar, dejando su casa como una tacita de plata, para llegar a la de ella, mucho mas desordenada porque después de organizar todo el día un hogar ajeno, esta demasiado agotada para ordenar el suyo propio.

Conozco gente que cuando hace mercado, compra 2 tipos de carne (lomo para mí, entretecho para ella; pechugas para mí, rabadilla para ella; pan de 7 granos para mí, comapán para ella). Nada mas ruin que eso. Cuando uno tiene un almuerzo de trabajo en Colombia, el 99% de las veces, resulta mejor que el almuerzo que uno hubiera costeado por voluntad propia. Permítale a su empleada entonces tener un mejor almuerzo que el que su insuficiente sueldo le permite a ella tener.

Por eso, ahora que se acerca Navidad, piense en comprarle algo de regalo. Si muchos de nosotros pensamos en un regalo para un jefe que lo tiene todo, lo mínimo que se puede hacer como muestra de agradecimiento por esta persona a quien le falta tanto, es darle algo útil. Que el regalo no sea un recicle o una caja de galletas (las cuales usted no se comería) con vino (el cual usted no se tomaría).

Y lo mas importante, cuando empiece el año entrante, no sea tan mezquino como el Ministerio de Hacienda que terminará aprobando un aumento de los salarios del 5% o menos. Si su empleada gana 25 mil el día, súbale a 30 mil. Si gana 30 mil ,súbale a 35 mil. Esa plata se la puede ahorrar dejando de tomar una cerveza o de pedir una entrada en un almuerzo o una comida. Para su empleada, puede ser la plata que le permita pagar una deuda y dormir tranquilamente, para, al otro día, volver a resolverle la vida a usted o otra persona.

Sólo para que se den cuenta de la gran suerte que es tenerla; acá, alguien que le ayude a uno con el aseo de la casa, cobra 15 dólares la hora. Vos que la tenés cuidala, si supieras cuanto vale.

Así que mi caluroso y respetuoso saludo desde la distancia para, entre otras, Magaly, Bleidis, Ofelia, Herminia, Marleny, Elda, Berta, Berenice y, especialmente, para Carmelita, quien nos vió crecer y, como los animales más nobles de la selva, dejó su hogar para morir sola y no causarle dolor a quienes vivíamos con ella.