martes, 15 de abril de 2014

Procrastinate antes que procastrinar


El sábado antepasado, después de 15 semanas (desde mediados de diciembre) pude volver a ver el pasto del jardín de mi casa.  Más de 100 días viendo el pasto cubierto de blanco fue el costo de haber recibido más de un metro de nieve y de tener el que ha sido catalogado oficialmente como el invierno más frío de los últimos 30 años y uno de los 10 más fríos de los últimos 100 años. El caso es que una vez derretida la nieve encontré, tristemente, un montón de hojas en el piso, algunas de las cuales dejaron un hueco enorme en el pasto, que se quemó al tener hojas muertas encima durante todo este tiempo.  

Entonces recordé lo que pasó en noviembre y diciembre pasados. Cuando ya se habían caído las hojas en otoño llené las dos o tres bolsas de papel que tenía para guardar las hojas y no pude volver a recogerlas porque no tenía más bolsas donde guardarlas. Le saqué el cuerpo al asunto hasta que finalmente compré más bolsas y las iba a recoger el siguiente fin de semana.  Tristemente, el siguiente fin de semana llovió. Y el siguiente también. Y el siguiente se presentó algún compromiso. Y el siguiente se presentó la primera nevada, y desde entonces, hasta el fin de semana antepasado, nunca volví a ver el pasto, sólo la nieve.

Lo cual me acuerda de algo que ocurrió en 2008 a las pocas semanas de haber llegado a Canadá. En una charla el expositor decía que el mayor enemigo de quien está buscando trabajo era “to be a procrastinator”. Tuve que llegar a la casa a buscar el significado de la palabra en el diccionario, y decía: Procrastinator: Procrastinador. Es decir, quedé en las mismas. Tenía más de 30 años y nunca había escuchado las palabras procrastinar o procrastinador.  Tuve que investigar para aprender que se refería al acto de dejar para más tarde las cosas, de sacarle el cuerpo a eso que tanta pereza nos da hacer cuanto antes. Y creo que nunca había escuchado el termino procrastinar, porque al ser algo tan común en América Latina, no se usa una palabra para  dejar las cosas para más tarde, y menos una que asuste de manera tan contundente: procrastinar.

Sucede que si uno no hace en América Latina algo durante la semana, lo puede hacer la siguiente, o el mes que viene, o dejarlo para el año entrante. Y así nos va. La doble calzada de Bogotá a Girardot lleva 10 años en obra (y son menos de 120 kilómetros) sin estar completa; o la doble calzada a Tunja, que también lleva más de 10 años en obra; o la Ruta del Sol, que lleva más de 20 años y le faltan otros tantos para estar lista; o el nuevo aeropuerto El Dorado, cuya construcción duró tanto, que cuando se estrenó ya quedaba chiquito; o el metro de Bogotá, que viene teniendo estudios de factibilidad desde hace más de 60 años.

En estas latitudes esto es impensado. Mi experiencia me dice que por sacarle el cuerpo un fin de semana a la barrida de las hojas, hace 4 meses,  ya empecé mal con el pasto para esta temporada.  Lo que uno ve es que en muchos caso lo que no se hizo antes de diciembre, se queda sin hacer. A ver quién es el guapo que sale en el frío a hacer cosas que en octubre son fáciles de hacer, pero que en enero son imposibles, bien sea por el frío, o porque la nieve no lo permite. Esto obliga a que la planificación y el cumplimiento de los tiempos sea algo que se lleva en el ADN en los países con estaciones marcadas.

En la vida corporativa esto se ve aún más claro. PMP (Project Management Professional) es una de las siglas que más se ve en las tarjetas de presentación. Las competencias que los Profesionales en Gerencia de Proyectos brindan son apetecidas por las empresas porque permiten seguir detalladamente los entregables y los tiempos de cada proyecto. Recuerdo que en 2006 la empresa en la que trabajaba en Colombia quiso introducir el concepto de Project Management Officer, pero no funcionó. La cultura corporativa y del país no premiaba el seguimiento detallado a cada una de las partes involucradas en un proyecto, y por el contrario el personaje (el Project Manager) era visto como que alguien ajeno al proyecto llegaba con ínfulas de jefe.

Volviendo a las primeras líneas, cuando el costo de no cumplir los tiempos es equivalente al retraso sin ninguna penalidad, esto hace que el no cumplir con los tiempos no sea tan grave. Me explico, hace unos años teníamos situaciones en la casa en las que mi esposa me pedía que le colaborara con algo en las mañanas. Yo le decía que no podía, porque si ella salía con 5 minutos de retraso de la casa, llegaba al trabajo 5 minutos más tarde.  Yo, por el contrario, si salía con 5 minutos de retraso de la casa, perdía el tren, tendiendo que esperar al siguiente, lo cual me hacía llegar 20 minutos tarde a la oficina. Conclusión: el valor del minuto de retraso no es igual en ambos casos.

Por ello procrastinar y dejar las cosas para después acá no es una opción, es pegarse un tiro en el pie. Acá se es esclavo del tiempo, cumpliendo tiempos juiciosamente, lo cual lo hace a uno altamente efectivo y eficiente, pero al costo de matar la creatividad (toca cumplir los pasos en el orden establecido, nada de ponerse a inventar), y, en últimas, la obsesión por hacer todo a tiempo no permite dejar disfrutar el presente . Contrario a esta joya, donde cada minuto la cosa se pone mejor. Enjoy! 

domingo, 16 de marzo de 2014

Que pereza, pero esta vez toca de política


No me gusta utilizar este espacio para expresar mis ideas políticas, porque, al fin y al cabo, dos características básicas del voto son que éste es secreto y libre. Además, con la tolerancia colombiana a la diferencia… Dicho esto, hoy será la excepción dado el hecho de tener nuevos Padres de la Patria, algunos de ellos bastante particulares.

Pese a haber estudiado en un colegio británico durante 12 años, de haber trabajado en dos empresas británicas durante casi 10 años, de llevar 6 años viviendo un país que todavía sigue sin desligarse de su lastre británico (La Reina Isabel II ostenta el título de Reina de Canadá, para ponernos en contexto), pese a haber estado en contacto con lo “anglo” durante toda mi vida, o de pronto precisamente por esto, no tengo a los ingleses en la mejor estima histórica. Si uno empieza a enumerar las barbaridades cometidas por ellos, se acabaría el papel: colonización Africana, ocupación en la India, reguero de conflictos que dejaron en Oriente Medio, la apropiación del petróleo en Irán, la Guerra del Opio en China…. en fin, ejemplos de su irresponsabilidad histórica abundan.

Sin embargo, al César lo que es del César. Gracias a los británicos vivimos en un mundo relativamente libre. Si entre 1939 y 1941 los británicos no se defienden como gatos patas arriba impidiendo que Hitler se tome las islas, quien sabe dónde estaríamos hoy. Este ejemplo de entereza y fortaleza tiene nombre propio: Winston Churchill. Bien es sabido que hasta 1939 muchos miraban a Churchill como un viejo cascarrabias que exageraba el peligro que Hitler podría significar para Europa. Eran los tiempos pacifistas de Chamberlein y se sabe en qué termino la cosa.

Churchill fue el Primer Ministro que les dio a los británicos el empuje, coraje, valor y entereza para soportar la invasión alemana y terminar ganando la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, al llamar a elecciones en 1945, el pueblo, con todo el agradecimiento que se mereció Churchill por lo hecho, le dio la espalda en las urnas y perdió las elecciones. Quien los lidero en tiempos de guerra no podía ser quien los liderara en tiempos de paz, fue la consigna de los votantes. Sin embargo, nadie en Gran Bretaña niega la estatura moral e histórica de Churchill y por eso fue elegido en 2012 como “El Personaje de la Historia” en Inglaterra.

“El Personaje de la Historia” elegido en Colombia en 2012 fue, como es bien sabido, Álvaro Uribe Vélez. Lo cual no dice tanto de Uribe como de los colombianos como pueblo. El caso es que guardando tooodddaaasss las distancias del caso, a “nuestro Churchill” le quedó absolutamente imposible entender que quien cambió el peso de la balanza del conflicto armado en Colombia (porque conflicto ha habido, hay y habrá), no puede ser quien marque la agenda de un país en paz.  Por no entender eso se quedó 8 años en el poder (que quería estirar a 12), por eso lleva 3 años y medio de insoportable, rayando en lo ridícula, oposición política, y por eso, supone uno, se vuelve a lanzar al escrutinio político, ahora desde el Senado.

Que yo haya leído, Churchill acepto su derrota, le deseó lo mejor a su sucesor y después de unos años volvió a ser Primer Ministro por un nuevo periodo antes de retirarse de la política y esperar la muerte siendo un personaje venerado y respetado por todo su pueblo.  Acá, no fue sino que los resultados electorales dejaran de mostrar a la lista del expresidente a la cabeza para que éste tildara al nuevo Congreso de ilegitimo. Una muestra gratis de lo que serán los próximos 4 años, si es que Uribe y sus 18 copartidarios completan el periodo legislativo sin antes dejar colgados de la brocha a sus 2 millones de votantes, tirando su cargo y yéndose dando un portazo.

¿Tan difícil es aceptar que el país, menos sus 2 millones de votantes, está cansados de un discurso belicista? A nadie le va a dar gusto tener a tipos de las FARC en el Congreso (bueno, hay que ver el prontuario de algunos de los otros elegidos), pero es mejor tenerlos echando labia que echando bala. ¿Que es injusto? Pues claro que lo es, como suelen ser injustos todos los periodos post-conflicto, pues si las cosas hubieran sido justas desde el principio, no hubiera habido espacio para el conflicto. Como la agenda del Centro Democrático parece limitarse a criticar lo que se viene haciendo y a inflar el discurso guerrerista, solo me queda una pregunta que ya veremos cómo se contesta: y ¿cuál es la alternativa?  Llevamos más de 50 años dándonos plomo y así nos ha ido.  ¿Más bala?  Menos mal estos tipos no se presentaron a elecciones en Sur África en los 90.

sábado, 1 de marzo de 2014

De nuevo en la lucha con el teclado


La última vez que escribí en este blog Ashton Kutcher y CNN competían por ver quién tenía el mayor numero de seguidores en Twitter, Italia era campeona del mundo en fútbol, Álvaro Uribe era presidente de Colombia (y mal o bien el tipo era relativamente respetado), Lady Gaga era la gran novedad en la música, Slumdog Millionaire era entonces la mejor película según los Oscar y solo había un hijo que se adueñaba de mi tiempo libre. Muchas cosas han cambiado desde entonces.

También en aquel entonces la gente se enfrascaba en discusiones inocuas del tipo, ¿quién es mejor, Messi o Cristiano Ronaldo?, ¿donde nació realmente Barak Obama?, ¿cómo es que Fulano o Fulana escribe tantas pendejadas en Facebook?, ¿por qué los hombres se pintan las canas?, ¿cómo hacen las revistas de chismes para inventar todas las semanas algo de Angelina Jolie , Brad Pitt, Jennifer Aniston?, ¿Fulanita se puso tetas? o ¿quiénes se creen los dueños de los restaurantes de Bogotá para cobrar como si estuvieran en Mónaco? y ¿en que están pensando los que pagan esos precios? Hay cosas que nunca cambian.

Recuerdo que en noviembre de 2010 recibí un mail de un amigo (JHQC), conmemorando el primer año de  mi entonces ultimo post. Desde 2010 hasta la fecha una colega y amiga mía (AMS) me ha casi que rogado para que deje por escrito todas las bestialidades que hablamos durante horas y horas de trabajo /charla /chisme / psicoanálisis gratuito /quejadera de la vida /etcétera. Todos los febreros, en mi cumpleaños, le prometo a otro gran amigo (EECH) que seguro voy a volver a escribir y el ultimo empujón lo recibí el viernes pasado cuando hablé con un recientísimo retirado (RUB), quien después de 40 años de carrera profesional, lo primero que hizo en su etapa de retiro fue convencerme de ponerme otra vez frente al teclado.

La verdad es que hoy no tengo nada de qué escribir. ¿Otro llanto sobre Venezuela?, con el dolor de mis grandes amigos venezolanos, no, el tema ya está trillado y a menos de que uno sea un camisa roja, todos estamos relativamente de acuerdo, así que no. ¿Política de Colombia?, menos, ¿para que se le vengan a uno encima todos los que piensan algo distinto a uno? ¿Política de Canadá?, peor, ¡con lo aburrida que es! ¿Robert Ford?, ¡que pereza hablar de ese payaso! ¿El maldito invierno?, no, ya bastante con todas las charlas de ascensor y las previas a las reuniones de trabajo.

Así que desafortunadamente no hay tema. Espero que la próxima vez que coja impulso para escribir, las ”musas” se acuerden de mí, y que no vuelvan a pasar el nacimiento de una hija, unos Juegos Olímpicos de verano, un Mundial de fútbol, dos Juegos Olímpicos de invierno, unas elecciones presidenciales en Colombia, el auge y caída de Gustavo Petro, los tan anhelados campeonatos de Millonarios (23 años) y Santa fe (37 años), la reelección de Obama, un aeropuerto digno para Bogotá, haber viajado a 12 países en plan de trabajo, las celebraciones de los 70 años de mi papá y de mi mamá, la clasificación de Colombia a un Mundial de Futbol, los diálogos con las FARC, la muerte de Pacheco,  el nacimiento del heredero al trono inglés (y canadiense, ¡mira tú!), el silencio obligado de Diomedes, el Joe, el Grupo Niche, Amy Winehouse y Lou Reed, la rodilla de Falcao, otra pillada de cachos de Tiger Woods, otra avalancha de críticas a Shakira por equivocarse en dos palabras del himno nacional (o por lo que sea), una demostración bastante gráfica de que Colombia es pasión (Dania Londoño), o la eliminación de un equipo de Toronto antes de llegar a los play-offs, para volver a escribir en el blog, (bueno, dado lo frecuente que es que los equipos de Toronto queden eliminados rápidamente, de pronto la última sí puede pasar antes de volver a escribir). 

El caso es que, ¡perdón por la demora de 4 años y 5 meses para volver a escribir! y gracias por tomarse el tiempo de leer algo escrito por mí después de tanto tiempo.